¿Por qué escribo? Lo hago porque tengo una íntima necesidad de decir, de contar, denunciar, reflexionar... Además, aunque me cuesta creerlo: también mis silencios «escriben». He aprendido y aprehendido de mis vivencias, todo aquello que me ayudó a encontrarme y reconocerme.
Diariamente, fusiono sentimientos y lenguaje para crear una realidad, tal vez «mi realidad» y la de tantos otros.
Sé que utilizo —quizás demasiado—, palabras rotas o heridas, las que, sin saber cómo, pasaron a ser mis redentoras.
Solamente digo que soy un alma sensible, puedo recorrer los rincones más oscuros y regresar hecha luz y, aun sabiendo que, no podré plasmar mis palabras a la perfección en cientos de hojas, me doy permiso para sentirme poeta.
Puedo cantar a una sola “voz de tinta”, y con una primavera rota en las manos, me atrevo a perfumar huecos y muros, silencios y esperas.
Como defensa, confieso: cuando escribo siento que soy seducida por esa hebra misteriosa que une mi humanidad y lo divino.
Escribo, porque es ley natural dar a luz, cuando se ha estado grávida de palabras. Beatriz Teresa Bustos
No hay comentarios:
Publicar un comentario